La medición precisa del contenido de proteína en el trigo no es solo una práctica recomendada: es una necesidad estratégica para productores, molinos, compradores y profesionales del control de calidad. Este parámetro determina el uso final del grano y tiene un impacto directo en la calidad del producto final, los ingresos del productor y la eficiencia de la cadena de suministro.

La proteína: un indicador decisivo

El contenido de proteína en el trigo define su aplicación industrial:

• Trigo con alto contenido de proteína (12.5% o más): Ideal para panificación, ya que garantiza elasticidad y volumen en las masas.
  
  
• Trigo con proteína media (10.5–12.5%): Preferido para la producción de pastas, donde se requiere una textura firme y cocción controlada.
  
  
• Trigo con baja proteína (<10.5%): Comúnmente destinado a consumo animal, harinas blandas o productos con menor exigencia tecnológica.
  
  

Una diferencia de apenas 1 o 2 puntos porcentuales puede cambiar completamente el destino comercial del grano y su precio en el mercado.

¿Por qué medir la proteína al momento de la recepción?

Contar con datos precisos en tiempo real permite tomar decisiones estratégicas en el momento crítico de la recepción:

• Evitar pérdidas económicas: Clasificar erróneamente el trigo puede llevar a destinar un lote premium a un uso de menor valor.
  
  
• Mejorar la trazabilidad: Registrar el contenido de proteína por lote o proveedor permite asegurar la calidad a lo largo de la cadena de producción.
  
  

Optimizar mezclas: En molinos, conocer la proteína de cada lote permite crear mezclas específicas para distintos productos, evitando desvíos de calidad.