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Recomendaciones para prevención de contaminaciones microbiológicas

Para los productores de alimentos, la microbiología es la aliada más importante. Esta ciencia les permite entender a fondo los microorganismos que pueden contaminar sus productos y causar enfermedades en los consumidores. Al contar con un equipo de microbiólogos y aplicar rigurosos controles de calidad, garantizan la seguridad alimentaria, cumplen con las normativas vigentes y protegen la salud de quienes consumen sus productos. La microbiología no solo es una herramienta para prevenir enfermedades, sino también para asegurar la calidad y la vida útil de los alimentos, lo que se traduce en una mayor satisfacción del cliente y en el fortalecimiento de la empresa y su reputación en el mercado.

  • Buenas prácticas de manufactura (BPM): Las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) son un conjunto de principios básicos de higiene que se aplican en todas las etapas de la producción de alimentos, desde la recepción de materias primas hasta la distribución del producto final. Su objetivo principal es garantizar la inocuidad y la calidad de los alimentos, minimizando los riesgos de contaminación física, química y biológica. Las BPM abarcan aspectos como la higiene del personal, la limpieza y desinfección de equipos y superficies, el control de plagas, la gestión de alérgenos y la trazabilidad de los productos. Al implementar las BPM, las empresas demuestran su compromiso con la seguridad alimentaria y cumplen con los requisitos legales y normativos establecidos en diversos países. 
  • Análisis de peligros y puntos críticos de control (HACCP): El Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (HACCP) es una metodología sistemática y proactiva que se utiliza en la industria alimentaria para garantizar la seguridad de los productos. Este sistema permite identificar, evaluar y controlar los peligros que pueden comprometer la inocuidad de los alimentos a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde la producción hasta el consumo. El HACCP se basa en la prevención, es decir, en tomar medidas antes de que ocurra un problema, en lugar de simplemente reaccionar a una crisis. Al implementar un sistema HACCP, las empresas pueden asegurar a los consumidores que los alimentos que consumen son seguros y cumplen con los estándares de calidad más altos.
  • Sanitización: Consiste en la aplicación de agentes químicos o físicos para eliminar o reducir a niveles seguros los microorganismos patógenos que pueden contaminar equipos, utensilios y superficies en contacto con alimentos. A diferencia de la limpieza, que se enfoca en la remoción de suciedad visible, la sanitización busca eliminar los microorganismos invisibles que pueden causar enfermedades. Los métodos de sanitización pueden incluir el uso de cloro, yodo, compuestos cuaternarios de amonio y otros desinfectantes, así como la aplicación de calor o radiación ultravioleta. Es importante seleccionar el desinfectante adecuado y aplicarlo de acuerdo a las instrucciones del fabricante para garantizar su eficacia.
  • Control de temperatura: El control de temperatura es un factor crucial en la seguridad alimentaria. Los microorganismos patógenos tienen rangos de temperatura óptimos para su crecimiento y reproducción. Al mantener los alimentos a temperaturas adecuadas, ya sea refrigerando, congelando o calentando, se inhibe o elimina el crecimiento de estos microorganismos. La cadena de frío es especialmente importante para los alimentos perecederos, como carnes, productos lácteos y mariscos. Cualquier interrupción en esta cadena puede provocar el crecimiento bacteriano y la descomposición de los alimentos. Por ello, es fundamental monitorear y registrar las temperaturas en todas las etapas de la cadena de frío, desde la producción hasta el consumo final.

 

Gracias a las técnicas microbiológicas y a las medidas preventivas, es posible minimizar el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos y proteger la salud de los consumidores, es por eso que es de suma importancia para los productores tener trabajadores capacitados en buenas prácticas de higiene y seguridad alimentaria.

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